La iniciativa presentada en el
Congreso de la Unión para modificar la Ley Federal de Aguas, y que estaba a
punto de presentarse al pleno para su aprobación, abre la posibilidad de que
inversionistas privados controlen el uso, suministro, facturación, etc., sobre
un bien de todos los mexicanos: el agua. Es el neoliberalismo económico en su más cruel
expresión: poner en pocas manos la vida de millones de personas.
Una práctica de las políticas
neoliberales es hacer pública la supuesta ineficiencia de los organismos
gubernamentales para después ofertarlos a la iniciativa privada a precio de
ganga (a sus amigos), y que después se conviertan en los hombres más ricos del
mundo. Ejemplos de esto es Carlos Slim
que adquirió a precios de ganga la supuestamente “ineficiente” empresa
paraestatal Teléfonos de México. Otro
ejemplo es Ricardo Salinas que adquirió IMEVISION (Canal 13 y 7) por
ineficiente, y actualmente su riqueza es superior a la de Azcárraga (Televisa).
Lo mismo pretende hacer con los
organismos de agua potable. Que sean
empresas privadas las que controlen el vital líquido. Lógicamente estas
empresas harán inversiones y necesitaran recuperar estas con sus respectivas
utilidades. El pueblo como siempre
pagará el valor agregado que genera que sean unos MALOS ADMINISTRADORES sus
gobernantes.
Inversionistas extranjeros se
alistan para conseguir concesiones cuyo periodo mínimo sería de 5 años y máximo
30 años, y en caso de no obtener utilidades esperadas, demandar al gobierno
mexicano y apropiarse de los organismos, dado que cuando demandan al gobierno
siempre pierde las demandas. Los
interesados en México son Bechtel y Monsanto.
Ya lo lograron en algunos países de Sudamérica. Es una orden del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial la privatización del agua. Entre más endeudado este un país, más lo
pueden manejar a su antojo. Y México es
uno de ellos: su deuda ha crecido de manera exorbitante en este sexenio
entreguista. Las grandes compañías en
su afán expansionista capitalista ya contaminaron el aire, están contaminando
los grandes ríos. Ahora pretenden
quitarnos el agua subterránea.
El agua es un derecho
humano. Debemos ir en contra de la privatización. Debe de ser también un asunto de seguridad
nacional. Dejar de suministrar agua a
la población puede ocasionar conflictos internos y eso sería justo el pretexto
que buscaría las naciones extranjeras para invadirnos.
La privatización del agua está
apoyada en el Congreso de la Unión por los 2 partidos que han gobernado a la
nación. Los demás hicieron un bloque
opositor contra esta iniciativa. Vienen
elecciones.
Es el momento de hacer
contrapesos. Elector, mexicano, tienes
la palabra.
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