domingo, 29 de marzo de 2015

Editorial 26.- PRIVATIZACIÓN DEL AGUA

La iniciativa presentada en el Congreso de la Unión para modificar la Ley Federal de Aguas, y que estaba a punto de presentarse al pleno para su aprobación, abre la posibilidad de que inversionistas privados controlen el uso, suministro, facturación, etc., sobre un bien de todos los mexicanos: el agua.  Es el neoliberalismo económico en su más cruel expresión: poner en pocas manos la vida de millones de personas.

Una práctica de las políticas neoliberales es hacer pública la supuesta ineficiencia de los organismos gubernamentales para después ofertarlos a la iniciativa privada a precio de ganga (a sus amigos), y que después se conviertan en los hombres más ricos del mundo.  Ejemplos de esto es Carlos Slim que adquirió a precios de ganga la supuestamente “ineficiente” empresa paraestatal Teléfonos de México.  Otro ejemplo es Ricardo Salinas que adquirió IMEVISION (Canal 13 y 7) por ineficiente, y actualmente su riqueza es superior a la de Azcárraga (Televisa).

Lo mismo pretende hacer con los organismos de agua potable.  Que sean empresas privadas las que controlen el vital líquido. Lógicamente estas empresas harán inversiones y necesitaran recuperar estas con sus respectivas utilidades.  El pueblo como siempre pagará el valor agregado que genera que sean unos MALOS ADMINISTRADORES sus gobernantes.

Inversionistas extranjeros se alistan para conseguir concesiones cuyo periodo mínimo sería de 5 años y máximo 30 años, y en caso de no obtener utilidades esperadas, demandar al gobierno mexicano y apropiarse de los organismos, dado que cuando demandan al gobierno siempre pierde las demandas.   Los interesados en México son Bechtel y Monsanto.  Ya lo lograron en algunos países de Sudamérica.   Es una orden del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial la privatización del agua.   Entre más endeudado este un país, más lo pueden manejar a su antojo.  Y México es uno de ellos: su deuda ha crecido de manera exorbitante en este sexenio entreguista.   Las grandes compañías en su afán expansionista capitalista ya contaminaron el aire, están contaminando los grandes ríos.  Ahora pretenden quitarnos el agua subterránea.

El agua es un derecho humano.   Debemos ir en contra de la privatización.   Debe de ser también un asunto de seguridad nacional.   Dejar de suministrar agua a la población puede ocasionar conflictos internos y eso sería justo el pretexto que buscaría las naciones extranjeras para invadirnos.  


La privatización del agua está apoyada en el Congreso de la Unión por los 2 partidos que han gobernado a la nación.   Los demás hicieron un bloque opositor contra esta iniciativa.  Vienen elecciones.  
Es el momento de hacer contrapesos.   Elector, mexicano, tienes la palabra.

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